El arte siempre se juega entre el testimonio y la magia, entre una constatación y una revelación. Siempre ha sido el fruto de la relación del artista con lo circundante, con su tiempo, con su lugar; un testimonio de esa relación y el fruto de esa relación (...)
El verdadero brujo es siempre un aprendiz. La brujería no es otra cosa que una relación por medios intuitivos con lo que no se domina. Esto es el arte.
Luis Felipe Noé, Antiestética, 1965.